Wednesday, May 30, 2012

Extracto de "Las Crónicas de la Edad del Dólar"



En el año 2012, es decir, poco tiempo después de muerto el Cristo, el mundo era sumamente feliz. Los continentes se floreaban y "la miel caía de los árboles", los negros gobernaban el país de los gringos, y los amarillos, China, claro. Los conservadores soñaban y las izquierdas eran mesuradas. Las fuerzas militares invadían los paises (que se "desviaban") en son de paz y llevaban el discurso del amor y ponían la otra mejilla si era necesario.
A cualquier país que uno fuese a instalarse o a pasear, la gente lo recibía con los brazos abiertos e inmediatamente le concedían al "forastero" todas las garantías y derechos constitucionales. Hablamos de un tiempo demadiado lejano, es probable que algunos términos no sean correctos. Las constituciones, a grosso modo, eran la norma fundamental y suprema que regía a una nación. La constitución de hoy viene a ser uno mismo y alcanza a uno mismo, no a los otros. En aquellas épocas de oro, las constituciones pretendían igualar a los hombres. A nosotros nos causa gracia, pero así era ese mundo primitivo.
El influjo de Cristo era muy fuerte, recién habían pasado dos mil años de su absurda muerte. Los hombres se ayudaban unos a otros y los países más ricos socorrían a los más pobres, en toda circunstancia. Se creaban altruístas organismos como el FMI o la ONU, que siempre protegían a los más débiles, aunque ciertamente, los más poderosos jamás utilizaban la fuerza para imponer su deseo o su idea. De esa manera, la tierra era un hermoso planeta para vivir en pleno equilibrio.
En aquel tiempo, también, como sucede en todas las familias, había una oveja negra. Ese lugar se llamaba Argentina, y toda la alegría, el colorido y la paz de los hombres y las naciones, se acababan al cruzar sus fronteras, porque su asquerosa ley no le permitía a los sufridos habitantes poseer dólares. Y es que el dólar, en aquellos tiempos era la palabra sagrada, o sea la PALABRA del dios circunstancial. En ese maldito país gobernaba la "Yegua Salvaje", así le llamaban en los paises civilizados. Los paises civilizados eran todos, menos Argentina. En los paises civilizados regían las enseñanzas de Cristo. Las máximas de este profeta como: "los dólares primero" o "dejad que los dólares vengan a mí" , no tenían ningún valor en esa patria endemoniada.

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