Monday, March 5, 2012

Su belleza


Se paseó por el barrio
con la desfachatez
que sólo le está permitida
a los ángeles,
con su imborrable mirada
de reojo
y su sonrisa fetiche
como alas,
todas las manos
se levantaron a su paso,
volaron los sombreros;
tomó sol
a piel y escalofrío,
las flores se desmayaron
y los árboles,
se conmovieron las piedras,
y los niños asomados
en el muro
cabecearon enloquecidos
entre la madreselva
y su belleza;
durmió la larga siesta
del lirón,
despatarrada
en su cama continental,
una constelación de sueños,
pequeños, se sucedió
con vértigo, y melodía
para no olvidar;
el último rayo de sol
atesorado en la retina
atravesó
como una brisa luminosa
la impecable noche
y supo, entonces,
que había magia
en los instantes.

Imagen: Kassandra Vizerskaya

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