Thursday, March 1, 2012

Los tristes


A la cabecita de Marichuy y sus iluminaciones...

Estábamos
INMENSAMENTE tristes
porque sí,
una tristeza de arrasar
toda sonrisa -
la tristeza,
implacable e impiadosa
del viejo dios
masticando los escasos goces
de sus hijos;
ella (yo) lloraba
en ocasiones,
sin explicación,
sin causa aparente, desolada,
y es que alguien,
un gesto,
un remedo de dios
se había encargado
de urdir este abismo
ante nosotros,
y nosotros,
mínimos y huérfanos satélites
en órbita,
intentando huir
de su área de atracción
para encontrar el lugar
que nos fuera prometido,
en el principio de las cosas...

Imagen: Begginers - Mike Mills

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