Tuesday, June 26, 2012

Primer huevo de serpiente


El incipiente machismo del dios estalla, es un rayo aterrador, sus sentencias se desparraman como esquirlas, groseramente arbitrarias, por los aires.
La esposa de Lot es condenada al desesperante agobio de la piedra. Es la curiosidad que mata, el morbo humano. Allí, no hay precepto violado, ni mandamiento transgredido. Es la mujer que quiere ver el apocalipsis de su casa. Es apenas el dios y su capricho de infante o despechado amante.
A David (omitamos a Lot y sus incestos) nadie le arranca los ojos pervertidos, no deviene estatua, no es lapidado por desear a la mujer de su prójimo, /ley escrita/, entre otras cosas, recordemos que además manda a matar a uno de sus hombres para quedarse con su esposa.
Por el contrario y absurdamente, como premio del dios recibe de Betsabé la ardiente carne,
el mar rojo que ruge entre sus piernas muy abiertas...

Imagen: Nathalie Daoust (El grano de arena es de Flowers)

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