Thursday, August 25, 2011

Envidia de la piedra


Los días caen grises,
e irremediablemente
frías las piedras,
secas en sí,
rígidas y estóicas
sobrellevan el azote
del mar, de la lluvia,
de los vientos,
que las desgastan
sin piedad,
el tiempo está hecho
de agua y viento
y si yo fuese
la carne de la piedra,
ni tu aliento
ni el amargo chaparrón
de tu palabra
vulnerarían mi materia
como lo hacen, sí,
con esta forma mía
tan humana,
tan precaria.

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