Tuesday, April 10, 2012

Pereza de musas




A veces me visita
una lánguida musa,
del caracol, lleva la prisa,
y se recuesta
en el rincón
más fresco de la cama,
al sur,
me pide que la siembre
de besos
a lo largo de la espalda,
besos en el vientre,
besos en la boca,
besos en la frente,
en los pies
en la cabeza
en las manos
en el inmaculado sexo
que preserva por pereza;
yo la veo - me estremezco -
florecida toda de besos
mis besos,
despuntando blanca luz
a la hora de los muertos,
una lluvia de mi, incontenible,
la nutre blandamente.

Imagen: Jörn Stubbe

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